miércoles, 16 de septiembre de 2015

Visita cultural

Como complemento a su formación cultural, las señoritas fueron llevadas al Museo de Artes y Tradiciones Populares situado en La Corrala. ¡Sin duda disfrutaron de su jornada de asueto!


sábado, 12 de septiembre de 2015

Tiempo de recuerdos

La yayita se nos ha puesto nostálgica con su programa preferido; ¡Qué tiempo tan feliz! de María Teresa Campos. Hoy se despide Rafael Basurto, el último componente del Trío los Panchos y está siendo un programa dedicado al bolero.

A retazos, nos va contando los escenarios que le evocan todas esas románticas canciones:  Fontoria, una sala de fiestas de Madrid, donde ha debido de pasar muy buenos momentos; también recuerda unos bocadillos de calamares de rechupete que se comían en un bar cercano, antes de entrar en la sala (se enfada cuando le digo que no termino de ver el glamour de la sala de fiestas con el grasiento bocata de antes y defiende con energía el castizo tententié).

Pero cuando llega la interpretación del bolero de Machín, "Un compromiso", se nos derrite y con una sonrisa espectacular no pestañea hasta el final. (Daría cualquier cosa por entrar y disfrutar con los pensamientos y recuerdos que le vienen a la cabeza. No cabe duda de que la letra tiene que ver con su vida).




viernes, 11 de septiembre de 2015

¡Enhorabuena, GRADUADO!

Como no podía ser de otra manera, elegido como portavoz de todos sus compañeros de máster, nuestro "Emilio Castelar" particular dio un magistral discurso ayer, durante la celebración de su graduación (os juro que no es pasión de madre).




jueves, 27 de agosto de 2015

Orgullo de madre

Me vais a permitir esta ostentación de orgullo maternal, pero el nieto primogénito lo merece.

Vídeo de proyecto fin de máster, con la interpretación estelar de nuestra yayita.




viernes, 24 de abril de 2015

¡Ahora Becquer! ¿Qué mas nos quedará por ver?





La yayita no dejará jamás de sorprendernos. Hoy, se nos ha arrancado por Becquer, aunque no sé lo que el autor pensaría de poder escuchar su versión de Lavapiés.

jueves, 23 de abril de 2015

¡Ese oráculo del siglo XXI llamado Internet!

No, no he perdido el oremus. Todo tiene un por qué y la imagen gráfica que acompaña mi entrada en este blog no es casual.

No somos conscientes de ello, pero internet ha devenido en ser el oráculo de nuestro siglo. 

Porque internet, todo lo sabe. 

¿A quién, si no, consultamos todas nuestras dudas, todos nuestros temores, nuestras inseguridades,…? Y lo que es peor confiamos en su infalibilidad con la misma fe que los helenos acudían a Delfos y subían al monte Parnaso a inquirir a Apolo sobre su porvenir y suerte en los más variopintos asuntos terrenales.

A Internet, aquel que todo lo sabe.

 Ahora bien, nuestro oráculo tiene ventajas sobre aquél. No hace falta esperar al día 7 de cada mes para conocer sus agüeros; el nuestro está al servicio, como las funerarias, 365 días al año, 24 horas al día. Tampoco es necesario desplazarnos al “ombligo del mundo”; con comprar una bola de cristal y  buscar una buena oferta del suministrador de turno, ¡y, voila, que Apolo proteja tu navegación!

Porque internet todo lo sabe y de todo se entera. Nada escapa a sus tentáculos indagatorios.

Sin ir más lejos, quien no se ha dedicado en algún rato ocioso a preguntar al oráculo, qué había sido de aquel amigo del colegio que siempre te quitaba el bocadillo o aquel primer novio que trabajaba en un bar y que dejaste porque tenía las manos coloradas de tanto servir cañas. Y allí, está el oráculo, para despejar tus dudas.  El único requisito que te pide es que no se llame María García o John Smith.
Y sí, lo confieso. Yo lo he experimentado. Y muchas veces. Ayer, sin ir más lejos.

He agotado ya los nombres de personas, que por un motivo u otro, dejaron alguna huella en mi vida y, por supuesto, que no se llaman María García ni John Smith. De pronto, ¡bingo! ¡Esta no podía fallar!

Mi vecina Nieves. Vivíamos en casas contiguas en un edificio de la Colonia Polanco en México. Éramos niñas y durante muchos años, por la tarde, después de hacer los deberes, la una buscaba a la otra para merendar juntas y reírnos,…  porque nos reíamos mucho.
Nieves vivía con sus padres y un hermano más pequeño que ella. Víctor Carlos se llamaba. Yo prefería, con mucho, merendar en su casa que en la mía. Pero mi abuela protestaba y decía “se ha terminado el merendar en casa de los catalanes, merendáis aquí”. Porque no lo he dicho, pero eran catalanes. Y la madre de la familia catalana –la Señora Mercedes- preparaba de merienda un “pan tumaca” que quitaba el sentido. Aunque mi abuela discrepaba; para ella, eso no tenía alimento ninguno.

Es curioso, pero no recuerdo la cara de Nieves y, sin embargo, sí la de su madre, como si fuera ayer cuando la viera por última vez; se nota que el pan tumaca me marcó. Una mujer estupenda. Nuestros respectivos padres  nunca congeniaron, a pesar de la mutua condición de emigrantes. Entonces no lo entendía, hoy, sí. Eran republicanos y exilados en México. “Los demonios de Tasmania disfrazados de catalanes”.

Con la madre de Nieves –la persona más relimpia que he conocido en mi vida-, cuando sus quehaceres de ama de casa se lo permitían, hacíamos representaciones teatrales, nos enseñaba poesía y a cantar “Estaba el señor don gato, sentadito en su tejado, miarriau miau miau, miau, sentadito en su tejado…”, hasta  en catalán: “Oh, Susanna! No ploris més per mi. D'Alabama jo vinc ara amb un banjo i un violí”,  nos disfrazaba y… encima,… preparaba un pan tumaca que te mueres.  ¡Ah, perdón, eso ya lo he dicho!

Bueno, pues eso,…  decía, que ayer, en Facebook -nuestra Pitia del XXI-, aquella pitonisa que facilita el que ciertas de nuestra peticiones lleguen por el camino más recto a las divinidades, introduje el nombre. Aquel que no me podía fallar: 
NIEVES ZARRALUQUI SUCH. 
Nada, cuatro o cinco resultados con cierto parecido, pero nada de Nieves. Con cierto orgullo, pensé, bueno,… no toda la gente de mi edad es tan avezada en esto de los oráculos.

No conforme con ello y costándome dejarlo por imposible. Acudí a Apolo directamente y volví a escribir el nombre: NIEVES ZARRALUQUI SUCH. Algo me tendría que decir de ella, seguro. Una multa no pagada en Acapulco; o quizás sea una decoradora famosa; o tal vez se haya casado con un jeque árabe,…  qué sé yo. Mis mientes no alcanzaban a imaginar lo que Apolo me iba a desvelar:

ENTIERRO
DEFUNCIÓN DE
MARIA DE LAS NIEVES ZARRALUQUI SUCH
Falleció en Barcelona a los 60 años de edad
— D.E.P. —
Pompas Fúnebres de Badalona, S. A
Barcelona, 28/03/2014

¿Qué os creéis que podéis iros de este mundo sin que Apolo se entere? No, no. Internet/Apolo toooodo lo sabe.

Y ahora,… os dejo, que tengo que consultar el oráculo para que me informe si una muerta me puede denunciar por violar la Ley de protección de datos de carácter personal.


PD. ¿Veis en la foto aquella cabecita que asoma entre mi padre y mi tía el día que salían hacia la iglesia, porque mi tía se casaba? Esa era la “Señora Mercedes”, la madre de Nieves, la del pan tumaca que te mueres. No estaba invitada a la boda, pero no podía perderse la salida de la novia.

viernes, 27 de febrero de 2015

¿Te aburres?

Según Otto Fenichel (discípulo de Freud), el aburrimiento no existe, simplemente es una sensación que aparece cuando:

no debemos hacer lo que queremos hacer
o
debemos hacer lo que no queremos hacer

Con esta frase me he desayunado esta mañana. Me ha hecho pensar y estoy de acuerdo con ella.

Al hilo, me ha venido a la mente de nuevo  la abue. Ella siempre me decía que el aburrirse, teniendo un libro, era de tontos. Lo curioso es que jamás la vi leyendo... Eso se llama ciencia infusa.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Abue, ¡te queremos!

Hoy, la yayita ha contado una cosa que nos ha hecho mucha gracia: su madre, tras la guerra, acude a la tahona, con su cartilla de racionamiento, a que le den los cachos de pan que le correspondían y con cara compungida, le dice a la dependienta, "por favor, que tengo muchos hijos, ¿no podrías darme un mendrugo más?", a lo que la buena mujer le contesta "¿y lo bien que se lo ha pasado?"

He caído en la cuenta de que una mujer que ha significado tanto para todos  nosotros, debería tener un sitio preferencial en este blog. Hace 45 años que murió, pero sigue alerta cuidándonos a todos allí donde quiera que esté.

La foto, no tiene desperdicio y me sirve para recordar a otra persona que nos ha dejado también y que, sin duda, es la mejor y más buena de todas cuantas he conocido.

Un besote Abue.

Y  otro para ti, tío José Luis.

¡Os queremos!



viernes, 13 de febrero de 2015

¡Que viva el 31!



El doctor Fourquet -Juan Fourquet-, nació en Madrid, en 1807 y murió en 1865 y fue considerado una gran eminencia en la medicina española de su tiempo. Era muy querido entre sus alumnos futuros médicos y se cuenta que su madre, a la que adoraba, murió de cólera y fue enterrada junto con un informe montón de víctimas y nunca pudo rezar sobre su tumba; ello le produjo un inmenso respeto por la muerte. Cuando le llevaban un cadáver para diseccionar o para llevar a cabo una autopsia, con el sombrero en la mano -a modo de respeto-, rezaba un padrenuestro antes; incluso, dejó escrito que cuando muriese, debían enterrarle en una fosa común.

¿Por qué os cuento esto? Pues, porque en el número 31 de la calle Doctor Fourquet nació vuestra abuela Angelines (para mí, desde que me enteré de que se llamaba Loreto María de los Ángeles, es la yayita Loreto); aquí nació vuestro tío abuelo, Pepito; y vuestra tía abuela, Carmún; aquí nacieron mis primos, José y Susi; y aún hay más, en esta calle, en el número 27 (desconozco si cambió la numeración de la calle o se trata de dos edificios distintos), el 12 de marzo de 1900 nace el padre de la yayita (es decir, mi abuelo), Tomás Hurtado y Benito. ¡Creo que es algo! Con este historial la calle debería haber pasado a llamarse "De los Hurtado", pero ... ya, se sabe, los políticos municipales son lentos de reflejos y hoy en día están más pendientes de seguir "mangandooo".

Aquí os va un poco de historia de la calle.

Se abrió en 1869, en los terrenos llamados del Salitre (de Santa Isabel a la calle Valencia), en el barrio de Lavapiés. En aquel año, ya existía una pequeña calle llamada de la Yedra, que fue incorporada a Doctor Fourquet en su apertura.

Os contaré una anécdota, cuando Pablo y Loreto (vuestros abuelos) se conocen, allá por el año 1949, Pablo le pide a Loreto su dirección para ir a recogerla a la hora y día acordados, ella le contesta: "Doctor Flourquet 31". Calle arriba, calle abajo; allí no había el tal número 31. Decepcionado y convencido de que le había engañado, decide marcharse. Al llegar a la calle Santa Isabel decide volver y recorrer Doctor Flourquet nuevamente. Nada, no hay número 31. Alguien cruza la calle y Pablo le pregunta: " ¿por favor, el número 31 de esta calle?". Sí, le contesta la mujer, al llegar a la calle Argumosa, la calle continúa haciendo un giro extraño. ¡Dio con el 31 y dio con el amor de su vida!

Una pequeña calle que es añadida a otra, convirtiéndose en su prolongación, formando casi un codo entre ambas. ¿Os dais cuenta de los avatares de la vida? ¿Cómo la "revuelta" de una calle podría haber provocado que la mitad de los que componemos la familia no existiríamos? Los Rodríguez Hurtado, fijo; pero los Bobadilla Hurtado, tampoco, pues no habría habido viaje a México de ninguna de las hermanas.

Bueno, sigo. La calle Doctor Fourquet, además de ser la responsable de vuestra existencia, tiene muchas más historias:

En ella, antes de su apertura había una fábrica de cerámica (1845) que compitió con las más afamadas de toda Europa, de tan finos como eran sus acabados. En 1884, en esta calle residían tres curanderos que sanaban con métodos espiritistas y que eran muy queridos en el barrio, pues todo el mundo podía referir alguna curación "milagrosa" de la que habían sido testigos. Denunciados los curanderos por varios médicos, el Gobernador mandó apresarlos, pero el barrio entero se amotinó entorno a ellos, consiguiendo que no los encarcelaran.








Nuestra calle, ¡porque es nuestra!, ha albergado sedes de prestigiosas editoriales, según recortes de prensa de 1885 y 1924.








En tiempos de la yayita, en los bajos del 31 de Doctor Fourquet se encontraban los almacenes de las "Aguas de Carabaña", terror infantil que las madres aplicaban cuando había ciertos problemas intestinales en las tripillas de los niños. Pero para los hermanitos Hurtado fue un blanco de numerosas travesuras,... su particular forma de vengarse.


Hoy, Doctor Fourquet ostenta ser la calle con más galerías de arte por metro cuadrado de España y el número 31 (sí, el famoso número 31) es la sede de una iniciativa cultural de primer orden, con teatro, Sala Mirador, Escuela de Interpretación y Centro de Nuevos Creadores.

¡QUE VIVA EL 31!


Imagen propiedad de fcnc, extraída de su página web, se retirará a petición de la propiedad.

sábado, 10 de enero de 2015

Tótum Revolútum

Así ha sido el último trimestre de los Rodríguez de Segovia (¿por qué no?) Hurtado: todo revuelto, cual si hubiera pasado un huracán; pero a pesar de todo, dando gracias a Dios, pues al parecer sólo son avisos para que nos tomemos la vida de otra manera.

El 3 de noviembre, sin darnos la oportunidad de asimilarlo, se nos marcha Luzía con z, la princesa de la familia. Se sospecha que está harta de tener al Pequeño Nicolás hasta en la sopa y al parecer la van a nombrar hija adoptiva de la Fuerzas Armadas Francesas.



El 25 de noviembre, en una operación quirúrgica sin importancia, a una servidora, le detectan algo insólito: millones de neuronas intentando huir despavoridas, tras haber horadado un butrón en la base craneal y tener acceso a la salida más cercana; se rumorea que estaban desesperadas por el poco uso que se les da.



El 10 de diciembre cumple años las yayita: noventa, aunque ella asegura que tiene cincuenta y tantos. Ya sabéis: tantos = 40.


Y, lo mejor de todo, el 5.1.15 (lo pongo en número para que os deis cuenta de lo bonita que resulta la fecha), al Benjamín de mi generación, se le rompe el corazón de tanto usarlo y al día siguiente, en un calcetín, encuentra un documento certificando una larga ampliación a su contrato laboral en la tierra, firmado por DIOS.


Por eso familia, tenemos mucho de qué dar gracias y mucho que celebrar.

FELIZ 2015