La yayita, como Roma (que en los inicios de nuestra era, ya era dueña de casi toda tierra conocida), no le hace ascos a nada. Como te vea algo que le gusta, despídete de ello, pues lo "tomará", aunque con más diplomacia que lo hacía Roma.
 |
Año 1951, la yayita recién llegada a México |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me encantaría saber qué te ha parecido.